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Mujeres y niñas indígenas en Venezuela y Colombia, lideresas en protección y salud comunitaria

Mujeres y niñas indígenas en Venezuela y Colombia, lideresas en protección y salud comunitaria

En las comunidades indígenas de la Amazonía venezolana y La Guajira colombiana, los riesgos sanitarios y la violencia han sido desafíos constantes que afectan especialmente a mujeres y niñas. En respuesta, el proyecto binacional «Fortalecimiento de la Resiliencia de Mujeres y Niñas Vulnerables» ha trabajado para mejorar la capacidad de estas comunidades en la gestión de la salud, la protección y el manejo de riesgos, fortaleciendo sus capacidades para enfrentar los desafíos de su entorno.

El proyecto abarcó 37 comunidades indígenas (16 en Colombia y 21 en Venezuela) y benefició directamente a 3,656 personas, e indirectamente a 14,624, mediante un enfoque integral basado en salud, protección y gestión de riesgos. Gracias a esta intervención, las comunidades han mejorado su bienestar y encontrado herramientas que promueven su autonomía y seguridad.

Promoción de la salud y acceso a servicios esenciales

Uno de los ejes principales del proyecto fue fortalecer los conocimientos en salud y prevención de epidemias, con especial enfoque en mujeres y niñas, quienes enfrentan mayores barreras para acceder a servicios de salud. Más de 3,237 personas participaron en actividades de promoción de la salud y prevención de enfermedades, incluyendo capacitación en salud sexual y reproductiva. En estas sesiones, el 66% de las participantes fueron mujeres, quienes ahora cuentan con mayor conocimiento y confianza para cuidar de su salud y la de sus familias.

“Los talleres de primeros auxilios psicológicos no solo nos dieron herramientas prácticas, sino que también nos motivaron a ser agentes de cambio y esperanza en momentos de dificultad”, compartieron líderes comunitarios de Uribia y Maicao en el evento de cierre del proyecto en La Guajira, Colombia.

Este fortalecimiento de capacidades no solo tuvo un impacto directo en el conocimiento sobre salud, sino que también promovió el empoderamiento de las mujeres como líderes dentro de sus comunidades, fomentando una cultura de cuidado y prevención.

Gestión de Riesgos y trabajo en red

Para mejorar la respuesta ante emergencias sanitarias y mitigar riesgos de violencia, el proyecto brindó herramientas y recursos a las comunidades, fortaleciendo así su capacidad para responder ante situaciones críticas. En Venezuela, se colaboró con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) para actualizar la información cartográfica y las redes de radiocomunicación en los municipios de Autana y Manapiare, lo que facilita la implementación de planes de gestión de riesgos y mejora la respuesta ante posibles desastres.

En Colombia, el trabajo conjunto con instituciones como la Unidad de Gestión del Riesgo, el Ministerio de Salud, hospitales y centros de salud locales ha permitido identificar y atender mejor las necesidades de las comunidades. Este enfoque integral y colaborativo ayuda a garantizar que las mejoras en salud y gestión de riesgos sean sostenibles y se mantengan a lo largo del tiempo.

Gestión de Riesgos y trabajo en red

Fortalecimiento comunitario

El proyecto también se enfocó en fortalecer los sistemas de justicia tradicional en las comunidades, ya que estos permiten resolver conflictos internos respetando las normas y tradiciones locales. En comunidades como Pendare, Caño Grulla y San Martín, en Venezuela, se apoyaron las Jurisdicciones Especiales Indígenas, reconocidas tanto a nivel nacional como internacional. Esto ha sido crucial para reducir los conflictos y mantener la cohesión social, promoviendo la paz y el respeto dentro de las comunidades.

Además, como parte del proyecto, se realizaron dos análisis de género para entender mejor las barreras que enfrentan las mujeres y niñas en estas comunidades en cuanto a salud y protección. Los estudios destacaron varios aspectos clave:

  • La necesidad de conocer las diferencias socioculturales y territoriales de los municipios para responder a los desafíos de salud y violencia de género.
  • La urgencia de cubrir vacíos en acceso a salud y derechos de las mujeres, promoviendo su resiliencia y garantizando el derecho a un entorno seguro.
  • La identificación de los riesgos y obstáculos específicos que enfrentan las mujeres, que incluyen desde el acceso limitado a servicios de salud hasta los impactos de la violencia de género en áreas remotas.

Este análisis permitió diseñar estrategias específicas que respondieran a las realidades de estas comunidades, orientadas a fomentar un entorno donde las mujeres y niñas puedan vivir sin miedo y con acceso a servicios de salud adecuados.

Impacto en Colombia y Venezuela

Impacto en Colombia y Venezuela

En La Guajira, el proyecto impulsó el intercambio de saberes con parteras tradicionales, quienes ahora combinan sus conocimientos ancestrales con prácticas occidentales para mejorar la salud reproductiva en sus comunidades. Magdalena, partera Wayuu, afirma: “He aprendido a identificar riesgos en el parto, como dolor de cabeza intenso o hinchazón extrema”. Este aprendizaje ha fortalecido la confianza y autonomía de las mujeres para ejercer sus derechos de manera más segura.

En el Amazonas venezolano, las comunidades indígenas recibieron formación en salud sexual y reproductiva, ITS y parto seguro. Materiales educativos en lenguas locales ayudan a preservar este conocimiento, mientras que los nuevos sistemas de comunicación permiten prevenir enfermedades endémicas y mejorar la organización comunitaria.

El proyecto «Fortalecimiento de la Resiliencia de Mujeres y Niñas Vulnerables», financiado por el Centro de Gestión de Crisis y Apoyo (CDCS, por sus siglas en francés) del Ministerio para Europa y de Asuntos Exteriores (MEAE) ha generado un cambio profundo en las comunidades indígenas de la Amazonía venezolana y La Guajira colombiana, contribuyendo a un entorno más seguro y saludable para mujeres y niñas. Mediante la colaboración con instituciones locales, la promoción de la justicia tradicional y la capacitación en salud, este proyecto ha fortalecido la resiliencia de estas comunidades para enfrentar los desafíos de salud y violencia, dándoles herramientas para un futuro con mayor equidad y bienestar.

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