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En Bolivia, Tamara se independiza gracias a la terapia de audición y lenguaje

Laura Giovana, especialista en audiofonología, acompaña a Tamara en las sesiones regulares de tratamiento

Laura Giovana, especialista en audiofonología, acompaña a Tamara en las sesiones regulares de tratamiento.  / HI

Tamara Milagros, de 5 años, tiene parálisis cerebral. Gracias al trabajo sobre la audición, la expresión y el habla, la niña empieza a expresarse y a responder a las peticiones de quienes la rodean.

Tamara nació muy prematura, a los 7 meses. Ahora tiene una discapacidad física y motriz. Gracias a los cuidados especializados, está aprendiendo a reconocer a sus padres y familiares, a identificar objetos y a responder a determinadas señales.

Complicaciones en el parto

Cuando nació, Tamara pasó 25 días en terapia intensiva y luego dos meses en una incubadora, ya que su sistema respiratorio aún no estaba completamente desarrollado y su aparato digestivo no funcionaba.

«Cuando Tami alcanzó el peso requerido, la examinaron. Entonces le diagnosticaron leucomalacia, una enfermedad rara. Fue un cambio radical que puso nuestras vidas patas arriba. Mi marido Cristián sigue trabajando, pero yo tuve que dejarlo todo para dedicarme a tiempo completo a Tamara», dice Daniela Anahí, la madre de la niña. Anahí es abogada, pero no ejerce desde el nacimiento de su hija.

Tamara también padece disfagia: debido a sus dificultades para tragar, tiene problemas para deglutir los alimentos. Como no puede masticar alimentos sólidos, solo come alimentos líquidos como la leche.

Palabras y atención en el centro de la asistencia

En 2020, la niña y su madre fueron al centro de rehabilitación de Caranavi, al noreste de La Paz. Este centro es socio de HI. Entre otras cosas, la asociación ha proporcionado material lúdico para las sesiones de terapia del lenguaje, como tarjetas y fichas, y equipos de masaje facial. Allí, Tamara y su mamá conocen a un equipo que las escucha y les ofrece servicios gratuitos de fonología y rehabilitación.

Laura Giovana, especialista en audiofonología del centro, explica que empezó trabajando la alimentación. Poco a poco, trabajó con los padres de Tamara para diversificar la dieta de la niña y enseñarle a masticar. Fue una primera victoria: hoy, Tamara tolera alimentos sólidos y semisólidos.

Cuando llegó al centro, Tamara era incapaz de establecer contacto visual. Laura Giovana trabajó con ella el lenguaje y la comprensión, enseñándole a seguir instrucciones sencillas y a practicar más la expresión.

Durante una sesión de terapia, Laura Giovana masajea la cara de Tamara con un masajeador facial. © Y. Franco / HI

Durante una sesión de terapia, Laura Giovana masajea la cara de Tamara con un masajeador facial. /HI

Gracias a la terapia, Tamara ahora responde a su nombre de pila. Entiende instrucciones sencillas como «mira en tal sitio» o «coge tal objeto». Tartamudea menos e incluso intenta pronunciar sus primeras palabras, como «mamá». Entiende lo que le decimos y sabe indicar las distintas partes de su cuerpo: ¡es un gran avance!

El centro utiliza materiales reciclados para sus actividades: hojas de papel reciclado para dibujar o imprimir ilustraciones, paneles didácticos hechos de cartón, paja, hilo, etc. El centro también utiliza botellas de plástico rellenas de distintos materiales (guijarros, agua, granos de maíz, etc.) para entrenar el oído de los niños. También utilizamos botellas de plástico rellenas de distintos materiales (guijarros, agua, granos de maíz, etc.) para entrenar el oído de los niños, y guantes quirúrgicos rellenos de distintas texturas (arena, tierra, etc.) para trabajar la dimensión sensorial y táctil.

Fomentar el progreso

«A Tami le encanta venir a terapia y disfruta cuando juegan con ella. Gracias al apoyo del centro, hemos visto grandes cambios. Antes, Tami no podía decir palabras, no podía identificar objetos… Ahora puede decir algunas palabras, reconoce objetos y comunica sus emociones», explica Anahí.

Ahora que come mejor, la salud de Tamara es menos frágil. Como resultado, su familia ahora puede incluirla más en actividades sociales fuera de casa, lo que la está ayudando a desarrollarse.

«Tenemos muchas esperanzas puestas en nuestra hija y queremos dedicarnos a ella lo máximo posible, para ayudarla a ser una persona lo más independiente posible», concluye Anahí.

En Bolivia, HI trabaja para mejorar la salud y el acceso a la rehabilitación de niños y adolescentes. Este proyecto, apoyado por la DGD hasta 2024, se está ejecutando en los departamentos de La Paz y Santa Cruz, en colaboración con el Ministerio de Salud boliviano y la Universidad Mayor de San Andrés. Su objetivo es formar a profesionales, sensibilizar a la comunidad, poner en marcha campañas de detección y mejorar el acceso a los servicios sanitarios. Además, los padres de niños discapacitados reciben apoyo psicosocial. 284 personas se benefician directamente de estas operaciones.

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